lunes, 22 de marzo de 2010

Los nuevos votos de pobreza

“No eres tú lo importante, sino la vida que se manifiesta en ti a través de tus actos”

En muchas religiones, el voto de pobreza representa un elemento muy importante para las personas comprometidas o consagradas, este es visto como una especie de etapa de sufrimiento y sacrificio en la cual una persona se desprende de las posesiones materiales e incluso utiliza vestimentas que reflejan total austeridad.

La razón por la cual esta es una práctica tan exitosa entre las religiones, es porque quienes la llevan a cabo aseguran experimentar un acercamiento intenso a dios, y una sensación de paz interior que les libera del mundo terrenal. La realidad desde un plano más espiritual y menos religioso, es que la dependencia a las posesiones y el desprenderse de ellas ocasiona gran sufrimiento, pero solo durante la transición en la que la persona finalmente entiende que no necesita nada más que la existencia, una vez asimilado esto, se es totalmente libre de sufrimiento, pero, ¿Por qué esta idea no nos ha alcanzado a todos?...

Porque aún los nobles votos de pobreza, sean de la religión que sean, se encuentran atados al “mundo terrenal”.

El origen espiritual de los votos de pobreza es la desidentificación de los conceptos, no solo de las posesiones materiales, de hecho debemos saber que no es necesario deshacerse de las cosas para desidentificarse de ellas. Los votos de pobreza cubren solamente la parte exterior de la desidentificación, la parte más visible, la punta del iceberg. Existen personas que en el exterior parecieran estar totalmente desprendidas de las posesiones materiales, pero que en realidad siguen atados al sufrimiento, pues se encuentran estrechamente identificados con su rol de austeridad.

La desidentificación total es lo único que puede liberarnos… Y a todo esto, ¿Qué es la desidentificación?

La desidentificación como es obvio, es lo contrario a la identificación, la identificación va muy de la mano con la conceptualización (entrada del blog de Octubre) Desde que nacemos nos identificamos con nuestro estatus social, con nuestra imagen física, con nuestros roles en una familia o grupo, nos identificamos con un código de creencias, ética y moral determinado, con un carácter o personalidad específica, nos identificamos con miles de conceptos que no hacen más que comprometer nuestra existencia e incomodar nuestra naturaleza humana, y esto se debe a que ninguna de las cosas con las que estamos tan fervientemente identificados son reales, todas y cada una de ellas son impuestas a lo largo de nuestra vida de una u otra forma. “El comportamiento del ser humano es el producto de los estímulos a los que ha estado expuesto durante su vida”

En el plano de la conceptualización, el concepto de la posesión o pertenencia es claramente una fuerte forma de identificación (este es “mi” auto, “mi” juguete, ese es “mi” estilo, “mi” forma de hacer las cosas, ella es “mi” novia, etc.). Debemos entender que las cosas no le pertenecen a la gente, las cosas simplemente están ahí, y el hombre saca provecho de ellas mientras están a su alcance (desde cosas hasta belleza, facultades físicas y mentales). Las posesiones nunca se pierden, pues nunca se tuvieron realmente, las personas que no entienden esto sufren fuertemente.

Algunas personas están tan identificadas con su rol de padres de familia, que solo actúan como tales, otros también creen que sus hijos les pertenecen, y lo único que logran con esto es incomodar y comprometer su relación natural como seres humanos (la relación mas real, bella y sincera que dos personas pueden tener), lo mismo puede suceder con muchos noviazgos, matrimonios y amistades, cuando estos “pierden” a la otra persona sufren, y solo entonces se dan cuenta de que nunca les pertenecieron. Padre, amigo, esposo e hijo solo son conceptos.

La desidentificación del pasado, es la base para el concepto del perdón de los pecados en las religiones cristianas. No somos una persona renovada porque dios nos perdona, sino porque nos damos cuenta de que lo que hicimos en el pasado no es lo que realmente somos en el presente, así como tampoco somos lo que nos pasó, ni el lugar en el que alguna vez nacimos o vivimos. Fernando Cobos no es más que un nombre, México es solamente una posición geográfica, y no puedo dejar que estos conceptos comprometan mi presente de ninguna manera, de esta forma soy libre y nada me ata o limita. El estar identificado con el pasado es comúnmente llamado predisposición, y solo ocasiona que la gente vaya temerosa e insegura por la vida. La confianza, inspiración y creatividad solo surgen a través del presente.

Para saber que tan dependiente a la identificación eres, pregúntate a ti mismo que tanto sufrirías si perdieras esto o el otro, no solo posesiones materiales, sino también conceptos como un puesto de trabajo, comodidades, seres queridos, capacidades físicas, oportunidades o todo aquello que se pueda “perder”. En la medida en que más desidentificado estés, menos será tu sufrimiento, más feliz, pura y libre será tu existencia. Debemos saber que la existencia es lo único que jamás nos defraudará, y por suerte, lo único real.

“Desnudos nacimos, y desnudos hemos de volver a la gran máquina vital”

- Fernando Cobos -